*La música*
Una y otra vez, la música es mi refugio, sin pedirme nada a cambio, unas veces es Chopin y su Nocturno en B Opus 9 n.º 1, otras es Csárdás, otras Vivaldi, otras es Luciano Pavarotti o Plácido, o Ana Netrebko o Aida Garifullina, siempre me calman, mañana, tarde, noche o madrugada, siempre encuentran los registros oportunos para sintonizar conmigo.
No sabría cómo agradecer la bondad que la música me da. Tal vez agradecer a los que inculcaron, puede que sin darse cuenta, en su momento, la curiosidad por conocer el mundo clásico y recordar, eso sí, mi primera obra oída y reída, Sherezade, preciosa potente y sutil, que me hace surcar el mar bravío o deslizarme por el plácido lago en el que se convierte después de la tempestad.
Estoy siguiendo la progresión de Lucas, que lleva ya un año aprendiendo piano, y me encanta ver cómo avanza.
En cuanto acabe este pequeño relato, voy a intentar afinar mi violín. Voy a ver si soy capaz de sacarle algo de jugo, hasta ahora todo ha sido teoría y mira que le prometí a Pep Gimeno “Botifarra” que tocaría La Tarara, pero no, hasta el momento presente, nada de nada. Voy a esforzarme un año entero a ver qué pasa.
*B.M.*
Comentarios
Publicar un comentario