*INO*


 En la vida hay cosas que tienen que ocurrir por ellas mismas. No se puede forzar a la naturaleza. Si intentas ayudar a una mariposa a salir de su capullo, la matas, con toda seguridad. Este relato comienza con la noticia parecida en primeras planas y telediarios, así es: Detrás de los Corrales del Gas en Pamplona había, digo había, porque ahora ya no existe, un organismo casi desconocido, el INO, Instituto Navarro de Obstetricia, aquel aciago día se quemó entero con sus archivos que eran analógicos, nunca digitales, por la gravedad del hecho que ocultaban. Una sobrina mía trabajaba allí como bioquímica y a pesar de las mil y una cláusulas de confidencialidad que firmó, al final me lo contó. Y yo con avidez escribí una novela que nunca apareció en escena porque entre las amenazas recibidas y la compra del manuscrito, siempre escribo a mano con un Bic, no tuve valor para negarme con el cóctel de miedo y dinero, porque me dieron lo equivalente a tres vidas laborables y media, con un salario de 30.000 € anuales. Pero puedo contar un sueño ahora que ya tengo 83 años. Soñé que hubo una monarquía en Europa, monarquía no muy querida por su pueblo, que cuando ya se creyó todo atado con heredera incluida, la reina consorte, concibió a escondidas y ese embarazo ocultado y con los medios del Hospital Monte Sinaí y la Clínica Madrexeus y el INO, con técnicas extrauterinas, hicieron posible el alumbramiento, aunque sietemesino, de un varón. Varón que debía ser el heredero por delante de su hermana, y los siguientes en orden. El lío estaba servido, mezclado con el mal comportamiento familiar que se observaba. Hay quien dice, después de leer el manuscrito, siempre me guardé uno, que si no es verdad lo relatado, debería serlo. Y no digo más, porque los ancianos solemos caernos por las escaleras y no me gusta eso. Todo esto, lo escribo mientras veo la inauguración de los Juegos Olímpicos de París, que a mi parecer se han convertido en un espectáculo televisivo, sin más, sin el espíritu del Varón de Coubertin, que decía que lo importante era participar, y yo veo que ya no es así. 

Está lloviendo en París, le queda bien la lluvia a París.


 *B.M.*


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