*Fin de una amistad*


 Nadie había reparado en que había cambiado su semblante, después de un tiempo se supo la causa, nadie se percataba excepto sus dos compañeros de café, el sitio que visitaban a diario y que les servía de terapia por el mero hecho de asistir; hablaban y hablaban sin escucharse, cada uno soltaba sus cuentos, conocían sus vidas en el modo superficial que procura el que nadie escuchaba, eran veinte años de datos con aquella rutina. 

 Un día se acercó a su mesa alguien que estaba enemistado con uno de los amigos. Otro con sus motivos lo abrazó y le dijo que se alegraba de verle, eso hizo delante de todos, ese fue el anuncio del final de una amistad. No se puede demostrar cordialidad y mucho menos intimidad con un abrazo a un enemigo de tu amigo. Eso en público demuestra que no eres amigo de tu amigo. No es posible ser amigo del enemigo de tu amigo, a la vez que amigo de tu amigo. O uno u otro. No puede ser de otro modo. Cuando el amigo ya te había dicho que los abrazos a esa persona no le llevarían ningún beneficio ante los habituales del bar. El resultado era de esperar, no se puede ser servil y utilizar a un amigo para hacer terapia a cambio de nada. 


 *B.M.*


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