*Ikebana*

 En Villavieja vive un japonés del que hablan, a escondidas, y no acaban. Le conocí en el mercado central de Valencia, él compraba pescado, atún, concretamente, y hoy iba flaneando a mis anchas. Aoi Kagome, se llama, y no veas el cachondeo en Villavieja con el apellido, el caso es que hice amistad con Aoi y, aún hoy, con los años, me sobrepasa su pulcritud, su educación y su cultura. Es una persona a conocer. Es maestro de Ikebana, que es el arte de los arreglos florales japonés y lo enseña a un grupo de mujeres. Él le dice Kado a eso, es la persona más amable y respetuosa que he visto en mi vida, y su mujer es una porcelana viviente, con una sonrisa inteligente y pícara, a la vez. Aoi dice que Mei es una japonesa andaluza, porque baila y da clases de flamenco, de baile. 

Un día me llama Aoi y me dice que tengo que ir esa tarde a su casa a ayudarle; a las cinco estaba yo en su casa y en el patio  había preparado una exposición de vasijas de cristal y jarrones con las flores y hojas del Ikebana, había un jarrón solitario sin nada, y yo que había ido caminando, había recogido un ramito de naranjo con flores de azahar y un poco de pinocha de una rama de pino; para no dejarlo en cualquier parte, lo puse dentro del solitario jarrón, como quise. 

Le pregunté a Aoi que qué quería que hiciera y me dijo que pusiera las sillas en formación para la reunión, le insistí y ya no me contestaba, le miré y estaba absorto, contemplando la disposición de mi pinocha y las flores de azahar, cogió la cámara de fotos y fotografió aquello con un rictus cuasi religioso.

-¿Qué pasa, Aoi?

-No sé quién ha hecho esto, pero es lo mejor que he visto en toda mi vida. Simpleza, minimalismo, composición y elegancia, reunidas con elementos autóctonos, eso es la esencia del Kado. 

No le dije nada, me prometí que nunca se lo diré.

A veces lo que creemos es la madre de lo que nos complace y llena, porque la belleza no está afuera, está dentro de nosotros. El sistema educativo confunde el pensamiento crítico y la mejor interpretación es el sentido común, la mayor parte de las veces. 

 *B.M.*