*Mi árbol*


 Tengo que volver a mi árbol del Paseo Ribalta, necesito abrazarlo de nuevo, como he estado haciendo los últimos años; casi cada día, he realizado un ritual que me daba energía; abrazaba a mi árbol, un chopo de proporciones notables, cuyo tronco en la base mide más de 250 cm y que no abarco, naturalmente, en su totalidad. Es el último, a la derecha, del paseo central en dirección a la UJI. 

Mi ritual de abrazo a la naturaleza era de un minuto, y en ese tiempo notaba la fuerza y la sensibilidad de mi gigante, notando que con él yo me unía a la tierra y la tierra a mí. Al acabar el abrazo lo contemplaba un rato y después marchaba a la flanerie por Castellón. 

 

-¿Se encuentra bien, señor? Me han dicho varias veces, mientras daba mi abrazo. 

-¿Le pasa algo? 

-¿Necesita ayuda? 

 

Claro que no necesitaba ayuda, es más, me encontraba tan bien que estaba hasta un poco mareado de felicidad, pensando que mi árbol estará ahí, aunque yo no vaya a verle, y puede que piense en mí como yo pienso en él. 

En donde vivo ahora no hay chopos, son árboles menores y no trasmiten las sensaciones del que siempre será mi árbol. 


Si pasas alguna vez por allí, dale recuerdos de mi parte y abrázale si te apetece, porque se dejará y te dejará notar la fuerza dándote un soplo de energía, energía de la que no se vende en las boticas. 

 

Cerca de mi árbol hay una farmacia en la que venden vinos caros…Ya ves tú!  Me acercaré a preguntar si traen anís del Mico, porque no es fácil encontrarlo. 


Estoy contento por mi árbol, porque ayer llovió un poco y se que le gusta que llueva encima de él.


Salud, mucha salud… 


 *B.M.* 


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