*Fútbol*

 He bajado dos octavas mi relación con el fútbol, del que nunca ha sido un seguido enfervorizado, ni hincha, ni fanático. Me gusta la plasticidad de algunas maniobras, la técnica de los malabaristas del balón, que los hay, y comentarme yo mismo las jugadas, en silencio, incluso estando haciendo otras cosas al mismo tiempo que lo veo. 

Hacía tiempo que no iba físicamente al estadio, y hoy he ido, y he aprendido la lección de la que ya traía algunos apuntes sueltos. No necesito exhibiciones de banderas, ni exaltados a mi lado, vociferando y protestando, cuando no insultando al contrario, mirando parcialmente todos los lances en los que puede haber habido falta. La incomodidad del acceso al estadio, las escaleras mal proyectadas, los urinarios abarrotados y por momentos sucios, y los asientos calculados milimétricamente para sacar unas plazas más a vender y que incomodan la estancia de los que pagan la entrada. 

Me gusta el deporte, he practicado toda mi vida deporte, pero definitivamente no me gusta el sentido de negocio que ha tomado la venta del espectáculo. Respeto, si hay respeto, pero no comparto el fanatismo y el catetismo que aglutina al fútbol hoy en día. 

Seguiré viéndolo, pero de lejos y sin pagar, el negocio que se lo manejen ellos. 

 *B.M.*