*Diosecillos*


 Le Monde tiene un apartado pequeñito entre sus páginas que se denomina “La píldora filosófica”, en ella propone preguntas que están apoyadas en obras de literatura, en temas científicos y filosóficos. Atrae lo que va diciendo, al menos a mí, este sábado el relator Salley Vikers, que es inglés, se lamenta de la ausencia en la cultura contemporánea, de hadas, duendes y diosecillos que nos alegren la vida, yo eso lo comparo al modo como nos alegran la vida las tapas de Vitoria-Gasteiz y Donosti, que nos alegran los sentidos y las papilas gustativas… Una Gilda, una croqueta de garbanzos con carne, un canutillo de queso con anchoa, chipirones rellenos de changurro… Me callo ya que me entra hambre, y por último, un pimiento rojo relleno de bonito. 

Las cosas de la vida, cuando se saben hacer y se hacen bien, con alma, transmiten, sabores, olores y amores, que son besos de diosecillos y diosecillas amorosos. 

¡Ay qué hambre! 

Pues eso que hay que dejar pulular a las hadas y a los duendes para que nos alegren, entre tanto penitente y tanto cántico lacrimoso. Menos caras avinagradas y menos amenazas bíblicas y más entusiasmo y alegría para la gente humana, y tengamos en cuenta que los hay también que no son humanos. 


 *B.M.*


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