*Cielo rojo*


 El cielo rojo en las noches, por experiencia, sabemos que se da porque hay alta presión, lo que significa que el clima será calmo, así dicen los marineros y los labradores, y es así, porque se mantiene el polvo cerca de la superficie de la tierra, es un adagio que hace referencia a la lluvia, que no va a llover. A Marte le pasa lo mismo con el polvo que se eleva en el aire y parece un planeta rojo.  


Volviendo a la tierra, puedo contar que en los albores del verano, cuando la noche anterior habíamos tenido cielo rojo, al amanecer, salíamos en una pequeña barca con remos y algo parecido a una vela, entrábamos no más de 200 m en un mar plano como un vaso de agua y poníamos 300 m de red con flotadores, cada cuanto, para recogerlas al cabo de cuatro horas. 

Íbamos tres, el dueño de la barca, José María, Vicente, mi primo, y yo. La cantidad de pescado era tan grande que a veces devolvíamos al mar, lo que juzgábamos de menor calidad. Dos capazos de plástico con unos 45 kilos de sargos, doradas, dentón, mabras, lisas y lubinas. Eran nuestra cosecha. Impresionante y a coste cero. 


José María, el dueño de la barca, nos hacía trampas, se quedaba con los peces de mayor tamaño. No nos importaba, era una aventura veraniega, perfecta. 

Sacábamos la barca a la orilla y marchábamos a casa con unos 15 kilos de peces vivos cada uno, que eran la alegría de mi abuela, a la que le gustaba mucho el pescado. Después, enharinado, frito, crujiente, era una auténtica delicia a la hora de comer. Mi padre lo disfrutaba con fruición y se ponía las gafas para comerlo. La textura de ese tiempo, creo que ahora ya no se da. No lo sé. 

Los recuerdos del agua salpicándonos, el olor a yodo, el chapoteo de los remos y la recogida de las redes, con el premio de los peces, plateados y escurridizos, brillando en nuestras manos, era un marco perfecto. 


El tiempo de gozo, te marca con señales indelebles como las lluvias y la sequedad del clima marcan el tronco de un árbol, cuando lo cortas y ves en sus círculos, las vicisitudes por las que ha pasado. Voy rescatando las marcas que hayan dejado los buenos recuerdos en mí, y distraigo la mirada para olvidar los malos, que hay en mi tronco vital. 


La vida dura un rato, y si no fuera por las marcas que llevamos, no sabríamos qué hemos vivido. 


Hoy me ha llamado mi hija y me ha quedado una buena marca en mi tronco vital, eso quiero pensar. Necesito más marcas de esas...muchas más…


*B.M.*


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