*Una de números llorones*
Los 590.000 habitantes de la provincia de Castellón representan el 1,21 % de la población de España, este porcentaje aclara y pone de manifiesto el “valor” numérico de la importancia de esta pequeña provincia, que no deja de ser lugar de paso a otros lares. Tiene por vecinos, por el Este, el mar; por el Norte, Tarragona, por el Oeste, Teruel y por el Sur, Valencia. El triángulo territorial formado por Tarragona, Teruel y Castellón conforman el 3,18% de la población de España. En términos pugilísticos, lo que equivaldría a un peso mosca. Cualquier inversión que se plantee en España desde el gobierno central o autonómico va a tener ese marchamo de la escasa necesidad de tener que satisfacer a un porcentaje pequeño del global de la población.
Considerando Castellón:
Adif y Renfe están dejando pasar años sin hacer el corredor mediterráneo, tenemos unas Cercanías de pena, pocos vagones y poca cadencia y lentitud en el traslado.
Las carreteras entre las más peligrosas de España, tramo Benavites-Nules.
La naranja, olvidada desde hace 60 años, sin ayudas ni ideas para mantener un sector básico, el agrario, arruinado y en peligro de desaparición, por las políticas de importación de naranjas de Marruecos, Egipto, Israel y Sudáfrica, que entran por el Puerto de Castellón como Pedro por su casa.
El 90% de la fabricación de cerámica de España está concentrada en la provincia de Castellón, con ventas de 4.000 millones, y generan a nivel nacional 60 000 puestos de trabajo, en Castellón 22 000, pero el número de empleados del sector va bajando por la constante mecanización.
El número de personas mayores de 65 años es cercano al 30%, decir 165 000 personas, y va en aumento. Los hospitales son viejos y obsoletos: General, La Magdalena, Provincial y con escasez de médicos. Y no se atisba ninguna remodelación, ampliación o construcción de uno nuevo.
Las constantes promesas de campos de golf y de infraestructuras ciclo turistas para dinamizar el turismo en la provincia de Castellón, se quedan siempre en palabras, nada más.
Si liderar es creer en las personas, valorarlas, apoyarlas y acompañarlas, aquí pocos líderes tenemos, porque nos ignoran, no nos apoyan ni nos acompañan en la búsqueda de soluciones.
Somos pocos, nos sentimos como engañados y sin visos de cambio. Y aquí no hay maestro armero para ir a reclamar.
¡Como se den cuenta a tiempo, que se darán, nos quedaremos sin jóvenes, que se irán…! ¡Espera un poco y verás!
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