*Su Majestad*


 En el Royal Albert Hall, si recuerdas, al fondo, por el pasillo que es el anillo que rodea el escenario y la sala de conciertos, hay, a la izquierda, unos baños, muy protegidos. Yo entré y al mismo tiempo entró, por otra puerta, Mick y puso en mi hombro un jersey, debió creer que yo era del staff, y me lo daba para que lo colgara o lo guardara. 

Él marchó y yo me quedé un momento expectante, estaba solo, era invierno, me metí en uno de los baños, cerré y me puse el jersey y encima el anorak y salí al rato, me senté en mi localidad sin quitármelo y disfruté del concierto, nervioso y emocionado. Colosal concierto.

Han pasado más de veinticinco años. Me pongo el jersey pocas veces, pero cada vez me acuerdo de aquel día, no lo he lavado nunca. 

¡Qué fácil es contentar a una persona de por vida! 

Seguro que él ni se acordó de su jersey y yo lo tengo como oro en paño. 

Solo me resta darte las gracias, otra vez, gracias, gracias Mick, gracias por tu involuntario regalo, Mick Jagger. Su majestad.  


*B.M.*

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