*Sierra Espadán*
Tiene tan buen carácter la Sierra Espadán, que cuando nieva en el Penyagolosa o en Morella, ella se cubre de nubes y con elegancia suelta, lo que le vienen en suerte en esta época de calor y despropósitos atmosféricos. Con montes suaves, con senderos y caminos caminables, sin pretensiones, con su variedad de árboles, alcornoques, pinos rodenos, tejos, castaños, arces, avellanos y madroños y olivos, que si hace años que no fumas los hueles, hueles a piñones a rodeno y miel. Cuando la madre tierra llueve en los caminos de montaña de la Sierra y en particular en Eslida, puedes, con suerte, beber el agua que con sabor metálico emana, cuando quiere, salir por la Font de Sant Josep, la de Fosques, situada después del barranco de L’Oret, la Font de Matilde que drena entre rodeno, la de Castro, fresca, a no más de 12° drena entre areniscas rojas, las veces que drena. Les Escaldes en la Umbría de L’Oret. Todas dependen de las lluvias, todas con propiedades diuréticas y todas con necesidades de atención y cuidados para que perduren. Un tesoro que es mejor no dar a conocer al público masivo. Es una pequeña Menorca en los maltratados edenes que aún existen.
No hay manera…acaban de hacer a Menorca base de la OTAN. Madremia…
A pesar de lo último…
Recuerdo con un cariño especial, en los tiempos, en que aún nevaba en las partes más altas de las montañas de Eslida. Una mañana de excursión, preciosa, a lomos de mi caballo “Salvaje”, en la primera vez que él veía la nieve. Se volvía loco, ponía una mano sobre el blanco elemento y no se creía que eso fuera suelo. Cuando ya se percató y conoció la nieve, trotamos y galopamos como dos cuerpos en uno.
¡Ay, Salvaje, te echo de menos! Tu seguro que debes pensar lo mismo. Eso pienso…
*B.M.*
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