*Refectorio*
Imagina cómo sería la cosa, que se consideraba un privilegio ser, el que restando tiempo al momento de comer, le servía los platos al rector, parco en cantidad y frugal en calidad y con monotema diario de menús, de escasa apetecibilidad.
Esa mañana le llevé yo en una bandeja la tortilla, muy bien hecha, plegadita, amarilla, con el amarillo que solo los huevos de corral de pueblo tienen, al lado un trozo de queso de Tronchón, medio plátano y una naranja pelada y cortada, un vaso de agua y un bote de bicarbonato, nada de pan, ni sal. Me quedé a su lado, en cinco minutos comió, primero, el plátano; la naranja después, que peló con destreza, haciendo ocho porciones iguales, a las que untó bicarbonato y fue comiendo con parsimonia, finalmente, de la tortilla solo comió la mitad, y con una señal me hizo saber que ya había terminado. Cogí la bandeja y en el trayecto de los treinta metros que separaban la mesa de la puerta de la cocina, en dos bocados me tragué la tortilla.
Todos conocían el hecho de que si eras el encargado de servir al rector, tenías el regalo de al menos media tortilla.
En el refectorio había un silencio absoluto por parte del alumnado, solo se oía la voz del lector de turno, leyendo trozos de escritos religiosos. Era un ambiente bastante raro, la verdad, impostado.
A la hora de la comida la cosa cambiaba un poco, este día, había, para el rector, ensalada que se la comía toda, chuletas de riñonada, cuatro, de las que solo comía dos, y ya sabiéndolo llevábamos una bolsa de plástico en el bolsillo para meterlas y comerlas después, y una manzana que sí que se la comía toda, un vaso de agua y el bote de bicarbonato.
La lectura ese medio mediodía era de Historia de dos ciudades de Dickens, de la que solo se leía la parte de la primera ciudad porque comportaba la paz y la tranquilidad, la vida ordenada y sencilla.
Mientras en las noches temblaban los cimientos del seminario con la pederastia, que más tarde se supo qué ocurría. No creo que el rector se enterara, no estaba al tanto de nada, otros manejaban los caudales y los asuntos oscuros.
Aún no se ha hecho justicia.
*B.M.*
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