*Pastel de Cabracho*


 Era cocina casera, excelente, sin declararlo, él comía de esa comida cuando sus hijas le hacían partícipe de tuppers y cazuelitas, sin exaltarlo, ni alabarlo demasiado, desde hacía un año a esta parte. Cocina de su ex bastante cuidada. 

 Un día él propuso hacer su exquisito pastel de cabracho, que le salía bordado, hizo tres tuppers cada uno de un tamaño, uno para cada hija y uno para su ex. 
 Se aseguró que ella lo recibiera. 
 Era viernes. 
 En su mente resonaban las palabras que en su día oyó, en una época turbulenta: ¡Te voy a envenenar, cuando menos te lo esperes! Habían transcurrido 25 años de esa amenaza nada velada. 
 El lunes llegó la policía de la brigada de homicidios. -¿Usted es…? 
-Sí. 
 -Acompáñanos por favor. 
 Sin oponer ninguna resistencia, entró en el coche policial, sabiendo que era culpable. Presunto culpable. Se había adelantado a la amenaza, poniendo en el pastel de cabracho una abundante ración de pez globo, en el tupper destinado a su ex. De algo le había servido viajar a Japón hacía dos veranos. 

¡Que tots ens hem de morir, és llei i ningú no s'escapa, tots som com un catxirulo que volant a l'aire només per un fil s'aguanta!

 *B.M.*

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