*Magia*

 Cuando era pequeño, hace más de medio siglo, había en mi pueblo un señor mayor que, cual mago, ejercía su trabajo de maquinista de cine y en cada sesión de los sábados y domingos nos reunía al grupo de cuatro o cinco amigos de su nieto y nos dejaba entrar a ver la película, siempre autorizada para todos los públicos, “debaes”, sin pagar. Y allí, con la merienda, “la rúa”, nos sentaba a “la pollada” encima de una mesa larga y alta y  por un agujero en la pared del tamaño de un cajón, mirábamos apretujados y sin perder detalle cada fotograma, sorprendidos y sin saber bien que era todo aquello que nos atraía sobremanera.  

Al cabo de los años, un grupo de “magos” nos ha reunido al menos dos veces por semana durante tres años y nos ha dejado ver ”la película”. La película de la ciencia, la cultura, el arte y la de la complicidad con el progreso, los avances y las mentes abiertas.  Hemos acudido, absortos al teatro de la enseñanza, a compartir con jóvenes y mayores los lugares del saber; hemos sido transportados por catedráticos y doctores por las praderas de lo real y de lo infinito.

Hemos disfrutado como hace medio siglo en el cine, como niños, y nos han vuelto a atraer cada uno de nosotros los fotogramas. Y en nuestra boca y en nuestra mente se ha dibujado una sola palabra: Gracias…gracias a todo el elenco de artistas, desde Pili Escuder Mollón hasta Salvador Cabedo, pasando por todos y cada uno de los profesores que nos han  deleitado durante cientos de créditos.  

Gracias, “magos” y hasta la próxima película, que no es otra que la continuación de nuestras ganas de aprender.  

*B.M.*