*Pillados*
-Señorita, buenas tardes, póngame, por favor, con el 666 123 666 de Santiago de Chile, a cobro revertido, con el Prefecto para Asuntos de la Fe.
Ring… ring… Ring…
-Eminencia reverendísima, buenos días, ¿cómo va todo, por ahí?
-Bien, muy bien. ¿Cómo está nuestro obispo preferido? Tenemos los asuntos controlados acá en Chile. ¿Qué se les ofrece?
-Le llamo para hacerle saber que, después de arduas conversaciones, vamos a proceder a la devolución del Obispo que nos enviasteis. Tiene demasiadas evidencias de pederastia y ha trascendido a la prensa. Y eso es grave. No podemos seguir con lo acordado. Cuatro vuestros aquí, cuatro nuestros ahí.
-Sí, ya sé que vosotros ahí tenéis a cuatro de los nuestros con sentencia firme, pero vosotros a la prensa la manejáis mejor que nosotros aquí. Aquí hay demasiada libertad de prensa. Y no podemos acceder a tener todo el accionariado de los periódicos.
A pesar de que el obispo es el incardinador número uno de España. El Dicasterio de Obispos, está en peligro de entrar en zona de la justicia ordinaria, por la fuerza de la izquierda española. Estamos perdiendo mando, habrá que poner el oro a trabajar en la compra de jueces y fiscales. Esto no pinta bien. Lo dicho, os los lleváis y dejamos pasar un año al menos.
Cuando se vaya Casimiro, va a ser difícil continuar con el uso y abuso que estamos ejerciendo ahora.
Lo que te dije el lunes, sobre que no entiendo como la gente se cree todas las chorradas, nombres y títulos que nos inventamos, te lo dije bajo secreto de confesión; no quiero que se sepa en Roma.
Y en nombre propio y de los demás, muchas gracias por las doce monjitas que enviasteis… Son la alegría del clero actual, son el plús para incentivar las ganas de trabajar.
*B.M.*
Vas camino de la hoguera.
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