*Libros*


 

Elegir las obras cumbres de la literatura mundial no es tarea fácil, puede hacerlo cada uno a su libre albedrío, pero no será fácil coincidir. A mí, por ejemplo, hay libros que me atraen por el título, otros por el contenido que sé que puede albergar o porque alguien, institución de prestigio o amigo, gran lector, me lo recomienda y otras veces ha acertado en su información. Que te atraiga la Ilíada, la Odisea, el Ulises de Joyce, Shakespeare, Cervantes, Saramago, García Márquez o Borges es normal, y si tienes que elegir tu obra cumbre, el desconcierto se pueda adueñar de ti. ¿Cómo elegir uno y dejar a otro fuera? Es algo íntimo y personal. Ya os participé en mi defecto-virtud, de la que no me avergüenzo ni vanaglorio, va conmigo a todas partes y así lo acepto, los franceses lo definen mejor que nadie: “Avoir le coeur d’artichaud” Quiere decir que me enamoro muy fácilmente, después no profundizo, por mi culpa o por culpa de ella, pero da igual, el hecho está definido. 
Con los libros me pasa igual, síndrome de dientes de sierra. Volviendo a los libros que te marcan en la vida, debo añadir a la lista el código Voynich, considerado como el más misterioso del mundo, un auténtico galimatías, tildado de fraude y que ahora comienza a ser descifrado. Había teorías de que si era autoría de Leonardo Da Vinci, de los cátaros, los aztecas e incluso los extraterrestres. Tengo que decir en justicia que es un libro fantástico. Relajante. Altamente recomendable por su estética y misterio. Por otra parte, por su macabrismo y rareza, hoy en día, no podemos olvidar la “Bibliopégia antropodérmica”, que, apeando el tratamiento, son libros encuadernados con piel humana. Era una práctica del siglo XV. Hoy no dejan hacerlo que yo sepa. ¡No me decido a elegir un libro, un solo libro no! *B.M.*

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